jueves, 17 de septiembre de 2020

MARÍA, MODELO EVANGÉLICO

VIERNES 18 DE SEPTIEMBRE DE 2020

Mis Queridos jóvenes deseo de todo corazón que se encuentren muy bien en compañía de sus lindas familias.


Hoy hablaremos sobre MARÍA, MODELO EVANGÉLICO.




MARÍA MODELO DEL EVANGELIO


Todo cristiano está llamado a ser modelo, realizando en sí mismo su vocación. Pedro y Pablo recomiendan explícitamente a Timoteo (ITim 4,12) y a los ancianos (IPe 5,3) que sean modelos del rebaño. Es, pues lógico que la primera comunidad cristiana fijara su atención en María. A través de los evangelios de la infancia, en los cuales se pone particularmente de relieve a la madre de Jesús, las primeras generaciones de cristianos vieron en María su excepcional riqueza de santidad: la imagen del Padre se hace en ella plenitud de gracia y grandeza de dones. En María descubren los primeros cristianos no sólo el rostro físico sino también el espiritual del Señor su hijo. La primera de los creyentes, la primera de los salvados, miembro de la iglesia primitiva, María participa materna y ejemplarmente de la misma misión santificadora de Cristo. Fiel al Señor como sus padres, fiel a las leyes de la comunidad judía en la que vivió, fiel a las exigencias de la voluntad del Padre y a las de la maternidad para con su hijo, presente y disponible en Belén, en el templo, en Nazaret, en Caná, bajo la cruz y en el cenáculo, la virgen María dice con toda su vida: "Haced lo que él os diga" (Jn 2,5). Y Cristo la indica y la da como madre a los cristianos de todos los tiempos (Jn 19, 26-27).


Desde pentecostés a la época de la formación de los evangelios, la primera generación cristiana vive esperando el inminente retorno de Cristo mientras escucha su voz y su mensaje a través de los apóstoles. El rostro que más refleja los rasgos del Señor es ciertamente el de María, la madre de Jesús. María es evangelio vivo, modelo concreto de las virtudes predicadas por los apóstoles, donde todo hombre y toda mujer pueden ver lo que significa ser cristiano.

Tres actitudes destacan en ella, y los evangelistas las fijan en las breves referencias con que describen a María. La primera actitud es la fe (Lc 1,45). Isabel admira y destaca esta dote evangélica de María, la misma que Jesús pedirá al que quiera seguirle. Es la respuesta confiada y radical a Dios que habla, respuesta que María dará siempre, aunque no todo le resulte claro: se fía de Dios. En María, que se proclama con sencillez "esclava del Señor" (Lc 1,38), es evidente otra actitud: la disponibilidad constante y total a hacer lo que Dios quiera de ella; Ia voluntad del Altísimo en todas las situaciones personales, en la realización de cada acción, es la regla suprema del proceder de María, lo mismo que de su hijo, que vino al mundo a cumplir la voluntad del Padre. Una tercera actitud que el Señor pide a quien desee seguirle es el don del corazón, la respuesta de amor. El cristianismo nos hace hijos de Dios, y Dios, que da amor a sus hijos, exige de ellos una respuesta. En María el amor se convierte en maternidad sin quitar nada a su realidad de hija y de esposa tanto frente a Dios como frente a los hombres. Los tres rostros del amor: madre, esposa e hija, serán emblemáticos en quien camine en pos de las huellas de Cristo mirando a María. Junto a estas actitudes de fondo la reflexión de la iglesia ha percibido en María las otras virtudes evangélicas presentes y operantes en ella, llegando a afirmar la plenitud de gracia, que ha hecho de María la toda santa. Para expresar estas virtudes y esta plenitud se han tomado muchas imágenes del AT, que desde finales de la edad media encontramos en las letanías o en el himno Akáthistos de la liturgia bizantina. Estas imágenes ciertamente han ayudado a reflexionar sobre el misterio de María y han favorecido el culto mariano, pero no siempre han llevado a una imitación. La grandeza y trascendencia del modelo expuesto con acentos no siempre exactos han desalentado a veces a quienes pretendían imitarla. En este sentido, una revisión de los títulos puede hacer más evidente el rostro real de María presentado por el evangelio, facilitando su imitación.



NOTA: sólo deben leer y en clase virtual interpretaremos la lectura.


LOS AMO UN MONTÓN