Buenos días queridos chicos, me alegra verlos y compartir con ustedes hoy.
📖 Génesis 24 – Biblia de Jerusalén
El matrimonio de Isaac
-
Abraham era ya viejo, de edad avanzada, y Yahveh había bendecido a Abraham en todo.
-
Abraham dijo a su siervo, el más antiguo de su casa, que gobernaba todos sus bienes: «Pon tu mano bajo mi muslo,
-
y júrame por Yahveh, Dios del cielo y Dios de la tierra, que no tomarás mujer para mi hijo de entre las hijas de los cananeos en medio de los cuales habito,
-
sino que irás a mi tierra natal y tomarás mujer para mi hijo Isaac.»
-
El siervo le respondió: «Tal vez la mujer no quiera seguirme a esta tierra. ¿Debo entonces llevar a tu hijo a la tierra de donde saliste?»
-
Abraham le dijo: «Guárdate de llevar allá a mi hijo.
-
Yahveh, Dios del cielo, que me sacó de la casa de mi padre y de mi tierra natal, que me habló y me juró: “A tu descendencia daré esta tierra”, él enviará su ángel delante de ti y tomarás de allí mujer para mi hijo.
-
Y si la mujer no quiere seguirte, quedarás libre de este juramento. Pero a mi hijo no lo lleves allá.»
-
El siervo puso su mano bajo el muslo de Abraham, su señor, y le juró lo que le había mandado.
-
El siervo tomó diez camellos de entre los de su señor y partió, llevando consigo toda clase de riquezas de su señor. Se puso en camino hacia Aram Naharayim, hacia la ciudad de Najor.
-
Hizo arrodillar los camellos fuera de la ciudad, junto al pozo de agua, a la hora de la tarde, a la hora en que las mujeres salen a sacar agua.
-
Y dijo: «Yahveh, Dios de mi señor Abraham, dame, te ruego, éxito hoy y muestra tu bondad hacia mi señor Abraham.
-
Aquí estoy yo junto a la fuente de agua, y las hijas de los hombres de la ciudad salen a sacar agua.
-
Sea, pues, la joven a quien yo diga: “Inclina, por favor, tu cántaro para que yo beba”, y ella responda: “Bebe, y daré de beber a tus camellos también”, sea ella la que has destinado para tu siervo Isaac. Con ello conoceré que has mostrado tu bondad hacia mi señor.»
-
Apenas había acabado de hablar, cuando salió Rebeca, que había nacido a Betuel, hijo de Milcá, mujer de Najor, hermano de Abraham, con su cántaro sobre el hombro.
-
La joven era muy hermosa, virgen, a la que ningún hombre había conocido. Bajó a la fuente, llenó su cántaro y subió.
-
Corrió el siervo a su encuentro y dijo: «Dame, por favor, de beber un poco de agua de tu cántaro.»
-
Ella respondió: «Bebe, señor mío.» Se dio prisa y bajó el cántaro sobre su mano y le dio de beber.
-
Cuando acabó de darle de beber, dijo: «También sacaré para tus camellos hasta que acaben de beber.»
-
Se dio prisa, vació su cántaro en el abrevadero, corrió otra vez al pozo para sacar y sacó para todos sus camellos.
-
El hombre la miraba en silencio, preguntándose si Yahveh había dado éxito o no a su viaje.
-
Cuando los camellos acabaron de beber, el hombre tomó un anillo de oro, de medio siclo de peso, y dos brazaletes de oro para sus brazos, de diez siclos de peso,
-
y le dijo: «¿De quién eres hija? Dímelo, por favor. ¿Hay en casa de tu padre lugar para hospedarnos?»
-
Ella respondió: «Soy hija de Betuel, hijo de Milcá, que ella dio a Najor.»
-
Y añadió: «Tenemos paja y forraje en abundancia, y también lugar para hospedarse.»
-
Entonces el hombre se inclinó y adoró a Yahveh,
-
y dijo: «Bendito sea Yahveh, Dios de mi señor Abraham, que no apartó su bondad ni su fidelidad de mi señor. Yahveh me ha guiado en el camino a la casa de los hermanos de mi señor.»
-
La joven corrió y contó todo esto en casa de su madre.
-
Rebeca tenía un hermano llamado Labán. Labán corrió afuera hacia el hombre, a la fuente.
-
Al ver el anillo y los brazaletes en las manos de su hermana, y al oír las palabras de su hermana Rebeca, que decía: «Esto me ha dicho aquel hombre», vino a él, que estaba aún junto a los camellos, al lado de la fuente.
-
Y dijo: «Ven, bendito de Yahveh. ¿Por qué estás fuera? Yo he preparado la casa y lugar para los camellos.»
-
El hombre entró en la casa, descargaron los camellos, se les dio paja y forraje, y se le trajo agua para lavarse los pies, y los pies de los hombres que venían con él.
-
Le sirvieron de comer, pero él dijo: «No comeré hasta haber expuesto mi asunto.» Y le dijeron: «Habla.»
-
Dijo: «Yo soy siervo de Abraham.
-
Yahveh ha bendecido mucho a mi señor y lo ha engrandecido, le ha dado ovejas y vacas, plata y oro, siervos y siervas, camellos y asnos.
-
Sara, mujer de mi señor, dio a luz en su vejez un hijo a mi señor, que le ha dado todo cuanto posee.
-
Mi señor me hizo jurar: “No tomarás mujer para mi hijo de entre las hijas de los cananeos en cuya tierra habito.
-
Irás a la casa de mi padre y a mi familia y tomarás mujer para mi hijo.”
-
Yo dije a mi señor: “Quizás la mujer no quiera seguirme.”
-
Él me respondió: “Yahveh, en cuya presencia he andado, enviará su ángel contigo y dará éxito a tu viaje, y tomarás mujer para mi hijo de mi familia y de la casa de mi padre.
-
Quedarás libre de mi juramento cuando llegues a mi familia; si no te la dan, quedarás libre de mi juramento.”
-
Llegué hoy a la fuente y dije: “Yahveh, Dios de mi señor Abraham, si das éxito a mi viaje en que estoy,
-
aquí me pongo junto a la fuente. Sea la joven que salga a sacar agua y a quien yo diga: Dame de beber, y ella me responda: Bebe tú, y también sacaré para tus camellos, sea ella la mujer que Yahveh ha destinado para el hijo de mi señor.”
-
Antes que acabara de hablar en mi interior, salió Rebeca con su cántaro al hombro, bajó a la fuente y sacó agua. Yo le dije: Dame de beber, por favor.
-
Se dio prisa, bajó el cántaro de su hombro y dijo: Bebe, y daré también de beber a tus camellos. Yo bebí, y ella dio también de beber a los camellos.
-
Yo le pregunté: “¿De quién eres hija?” Ella respondió: “Hija de Betuel, hijo de Najor, que Milcá dio a luz.” Entonces puse el anillo en su nariz y los brazaletes en sus manos.
-
Me incliné y adoré a Yahveh, bendiciendo a Yahveh, Dios de mi señor Abraham, que me había guiado por camino recto para tomar la hija del hermano de mi señor para su hijo.
-
Ahora, pues, si queréis mostrar bondad y fidelidad a mi señor, decídmelo; y si no, decídmelo también, para que yo me vuelva a la derecha o a la izquierda.»
-
Labán y Betuel respondieron: «Del Señor viene esto. No podemos hablarte ni mal ni bien.
-
Ahí está Rebeca, tómala y vete, y sea mujer del hijo de tu señor, como ha dicho Yahveh.»
-
Cuando el siervo de Abraham oyó sus palabras, se postró en tierra ante Yahveh.
-
Sacó objetos de plata y de oro y vestidos, y se los dio a Rebeca. También dio regalos preciosos a su hermano y a su madre.
-
Comieron y bebieron él y los hombres que venían con él, y pasaron la noche. Al levantarse por la mañana, dijo: «Dejadme volver a mi señor.»
-
El hermano y la madre dijeron: «Que la joven se quede con nosotros algunos días, al menos diez, y después se irá.»
-
Pero él les respondió: «No me detengáis, pues Yahveh ha dado éxito a mi viaje. Dejadme ir a mi señor.»
-
Dijeron: «Llamemos a la joven y preguntémosle.»
-
Llamaron a Rebeca y le dijeron: «¿Quieres ir con este hombre?» Ella respondió: «Sí.»
-
Entonces enviaron a su hermana Rebeca con su nodriza, con el siervo de Abraham y sus hombres.
-
Bendijeron a Rebeca y le dijeron:
«¡Oh hermana nuestra,
sé madre de millares de miríadas,
y posea tu descendencia la puerta de sus enemigos!» -
Rebeca se levantó con sus doncellas, montaron en los camellos y siguieron al hombre. El siervo tomó a Rebeca y se fue.
-
Isaac venía del pozo de Lajay Roí, pues habitaba en la tierra del Négueb.
-
Había salido Isaac a meditar en el campo al caer la tarde, y alzando los ojos vio que venían unos camellos.
-
Rebeca alzó los ojos, y viendo a Isaac, bajó del camello,
-
y dijo al siervo: «¿Quién es ese hombre que viene por el campo a nuestro encuentro?» El siervo respondió: «Es mi señor.» Ella tomó el velo y se cubrió.
-
El siervo contó a Isaac todo lo que había hecho.
-
Isaac introdujo a Rebeca en la tienda de Sara, su madre, la tomó por mujer y la amó. E Isaac se consoló de la muerte de su madre.
Gracias por tu atención, aprecio mucho tu participación en clase.